Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
La destrucción de Jerusalem no es meramente la destrucción de una ciudad sino también el cierre de una dispensación y el fin de una era que comenzó con el llamado de Abraham a salir de su tierra y su parentela en Ur de los Caldeos y ser el padre del pueblo escogido por el señor, ello significaba el fin del mundo para los judíos, su mundo, con la destrucción de Jerusalem, lo viejo estaba pasando y lo nuevo estaba tomando lugar, este evento significaba para los judíos lo mismo que el diluvio a los seres antediluvianos, el cual fue el fin del mundo en aquel entonces, si nosotros tenemos presente en nuestra mente esto, vamos a ser capaces de comprender el tremendo impacto que tenia la destrucción de jerusalem. Todo el nacionalismo con esta destrucción quedo humillado, la patria perdida, los judíos dispersos por el mundo, comenzó el trato con los gentiles, y el endurecimiento parcial del pueblo judío.
Cristo predice la total ruina y la destrucción futura del templo. Una crédula visión en fe de la desaparición de toda gloria mundanal, nos servirá para que evitemos admirarla y sobrevalorarla. El cuerpo más bello será pronto comida para los gusanos, y el edificio más magnífico, un montón de escombros. Nos hará bien que las miremos como viendo a través de ellas y viendo el fin de ellas. Los discípulos mientras contemplaban extasiados aquella estructura majestuosa, escucharon incrédulos las palabras de Jesús relacionadas con su destrucción. Bien dijo el pensador cubano” toda la gloria del hombre cabe en un grano de maíz”.LOS TEMPLOS NO VALEN NADA SINO TIENEN A DIOS ADENTRO.
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