miércoles, 31 de diciembre de 2008

Reflexion de fin de año Salmo 90


SALMO 90:3-12

Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres. Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, Como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca. Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados. Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro. Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento. Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos. ¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido? Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.

Se puede decir que el salmo 90 es una autentica reflexión para la noche del 31 de Diciembre, y por eso se usa frecuentemente, muchos cristianos ven reproducido de una manera exacta, la disposición de espíritu que le embarga la última noche del año. Muchos cuando piensan en lo corta de la vida y la caducidad del hombre, piensan rápidamente en el salmo 90. Personalmente creo que una palabra tan importante, es imprescindible adaptarla a la reflexión del 31 de Diciembre, El salmo nos está advirtiendo de la necesidad de vivir a la luz de la eternidad.

Teniendo en cuenta la brevedad de la vida, el salmista (Moisés) le pide a Dios, que los enseñe a contar sus días, de tal forma que le traigan sabiduría, es decir: de modo y manera que nos demos cuenta en la situación en que vivimos, Un hombre sabio es una persona que teme a Dios, por eso conoce su situación y entiende su tiempo, de manera que sabe que debe hacer y dejar de hacer. En realidad es algo de lo que hemos adolecido este año. El salmista está hablando de la importancia de saber valorar la vida, nuestras circunstancias, aptitudes, temperamentos, y está diciendo que solo Dios puede enseñarnos a valorarlos adecuadamente.

Es imprescindible que en este nuevo año, nosotros apliquemos nuestro corazón a la sabiduría divina, no es una sabiduría especulativa sino practica, no es intelectual sino moral. Es tomar la medida de lo pudiéramos vivir y compararlo con lo que pudiéramos hacer. Es ser prudentes y dejar provisión para la eternidad. Es tomar la precaución para prepararnos para la muerte y el juicio. Contar nuestros días es estimar la vida, y aplicarla al mejor propósito posible, conducirla a la eternidad debidamente.

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