Hechos 9.1-19
Entonces Saulo, respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallase del Camino, fuera hombre o mujer. Mientras iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. El cayó en tierra y oyó una voz que le decía: — Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Las demandas de todas las otras religiones pueden quedar satisfechas mediante una mera conformidad externa, pero el cristianismo demanda la regeneración del hombre interior .Incluso hombres inconversos como Saulo pueden, por lo que respecta a la ley, vivir vidas intachables delante de los hombres, pero el hombre convertido es aquel cuyo corazón entero se ha vuelto a Dios, y éste proceso queda ejemplificado en la experiencia de Pablo.
La regeneración (gr., paligguenesia, nacimiento). tiene como su idea básica nacer de nuevo o ser restaurado. Aunque la palabra es en realidad usada solamente dos veces en el NT (Mateo 19:28; Tito 3:5), muchos pasajes sinónimos sugieren su significado básico. Términos relacionados son nacer de nuevo (Juan 3:3, 5, 7), nacido de Dios (1:13; 1 Juan 3:9), dar vida (Efesios 2:1, 5), y renovación (Romanos 12:2; Tito 3:5).La regeneración es el cambio espiritual realizado en los corazones de las personas en las que su naturaleza pecaminosa inherente es cambiada y por la que ellas son capacitadas a responder a Dios en fe.
En América del Sur se ven algunas curiosas aves con plumas amarillas. Los indios han aprendido el arte de hacer que estas aves cambien el color de sus plumas. Las arrancan, y luego inoculan en la herida fresca una secreción de la piel de un sapo. Las plumas que crecen después son de color distinto. Pero la distinta apariencia de las plumas no altera en absoluto el carácter del ave. Uno puede tener el color de su vida exterior totalmente cambiado, y permanecer sin embargo como la misma alma irregenerada delante de Dios.
Puede haber reforma sin regeneración. pero una mejor apariencia no significa un mejor carácter. Las sociedades de templanza y de otro tipo han inoculado a muchos con unas concepciones Mejores de la vida, pero no pueden transformar la mente carnal, que es enemistad contra Dios.
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