Envió desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas. Me libró de poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo. Me asaltaron en el día de mi quebranto; Mas Jehová fue mi apoyo, Y me sacó a lugar espacioso; Me libró, porque se agradó de mí.
En la antigüedad, una manera en que los guerreros, celebraban las victorias, y las conmemoraban en los años subsiguientes, era por medio de cánticos, Se sabe que desde aproximadamente el tercer milenio antes de Cristo, en todo el cercano oriente, se componían cánticos de todo tipo, se ha descubierto una lista asiria de 360 himnos, compuestos un siglo antes de David.
Este himno de victoria y acción de gracias compuesto por David, es de ese mismo género. El gran rey de Israel, está celebrando y a la vez dándole gracias a Dios, por haberlo mantenido en el trono, a pesar de todos y todo. Dios había liberado a David, de todos los enemigos políticos que deseaban ponerlo en ridículo y vergüenza. Este cántico de liberación es en si mismo una de las mas maravillosas liberaciones que jamás haya sido cantada por parte de los labios de algún poeta. Es el cántico de uno cuyo corazón ha sido puesto en armonía con el cielo. Basado en una rica experiencia personal, de liberación. David logra retener el trono, con la ayuda de Dios y escapa a las comparaciones de sus enemigos (Ver. 1-7).
Limitando nuestra atención a los pocos versículos indicados en el encabezamiento, observamos algunas características de esta liberación:
I. Necesaria. David dice acerca de sus enemigos: «Eran mas fuertes que yo» (v. 18). Demasiado fuertes para el, pero no demasiado fuertes para el Dios que estaba con el. El mundo, la carne y el diablo son demasiado fuertes para nosotros, pero mayor es el que esta con nosotros que todos los que puedan estar contra nosotros. Los que luchan con sus propias fuerzas descubrirán para su dolor que el enemigo es demasiado fuerte para ellos.
II. Divina. «Envió desde lo alto» (v. 17). La necesidad era tan grande que el auxilio Salvador solo podía venir de lo alto. La ayuda vino de lo alto cuando Dios envió a Samuel a David con el llamamiento divino y el aceite sagrado. Dios envío el auxilio poderoso cuando dio a su hijo Jesús para buscar y salvar a los perdidos (Jun. 3:16).
III. Personal. «Me tomó» (v. 17). El hubiera podido tomar a otros y dejarme a mi, pero «me tomó». La mano del gran poder Salvador de Dios se alargo para tomarme y sacarme «del pozo de la desesperación» (Sal. 40:2) y fuera del «lodo cenagoso» (Sal. 69:1, 2). La salvación de Cristo es una cuestión muy personal.
Esas son las características de la liberación obrada, por Cristo, para nosotros en la Cruz del calvario. Romanos 6:19-22 dice: “y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.”
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