viernes, 20 de febrero de 2009

Gozo del crucificado Isaias 53:11


Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos

Otra vez llega la fecha del año en que celebramos la pasión de nuestro Señor Jesucristo. El misterio de la Pascua, la Pasión del Señor, la Muerte y la Resurrección eran un elemento central de la fe en los comienzos de la iglesia, todos los evangelios incluyen la historia de la Pasión de Jesús. Gradualmente bajo la inspiración del Espíritu Santo, los autores sagrados desarrollaron un evangelio, que fue la base que dio a los primeros cristianos una apreciación mayor de cómo Jesús preparó a sus amigos y discípulos, con sus enseñanzas y el ministerio, para este momento que narra la salvación en la historia. Para nosotros es bueno recordar todos esos acontecimientos sabiendo que tenemos un salvador viviente y gozoso. Muchos todavía recuerdan al redentor crucificado y ensangrentado. Es impresionante ver como algunos todavía se clavan en una cruz, y se dejan azotar. Déjeme recordarle que ya el resucitó y que el texto del encabezamiento nos recuerda que sus sufrimientos lo llevaron a la satisfacción. La " satisfacción" de ver el fruto del trabajo de su alma en la conversión de Israel y del mundo. El tomó sobre si mismo la culpa del pecado y el tormento del infierno para que nosotros pudiéramos ir al cielo, y ahora él está feliz, porque a través de todas las edades, multitudes, millones han venido a él y han hallado dulce paz, cancelación de la culpa, perdón para sus pecados y errores, sanidad para sus cuerpos, y limpieza de la lepra del pecado. El mismo dijo que hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, y ese numero puede ser multiplicado por millones ¡Imagínese entonces el gozo y la satisfacción de Cristo ahora mismo en el cielo! Nosotros tenemos un Cristo feliz, un Cristo gozoso, y ese gozo va a ser perfecto cuando estemos en la eternidad.
Tú puedes añadirle gozo al corazón de Cristo aceptando el don de la vida eterna, que él ha ofrecido, él no está preguntando nada, él está ofreciendo, no es por las obras que somos justificados sino mediante la fe. Romanos 4:5 dice: “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”. Todo lo que tiene que hacer la persona es aceptar a Cristo, ahí mismo donde estas, él te invita a los pies de la cruz donde tu podrás recibir el perdón de pecados.



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