Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
El Apóstol Pablo tenía la predicación y el servicio a Cristo como un Servicio obligatorio, como pago por todo lo que Cristo y el evangelio habían hecho por el. El apóstol aquí nos da una ojeada de paso a su estado de ánimo en referencia a su alta llamada como " predicador del evangelio." La revelación de las necesidades secretas que se encuentran en el espíritu humano, debieran interesarnos profundamente a nosotros para predicar el evangelio, tal como en el caso de Pablo. En referencia a un asunto de tal importancia, como es predicar el evangelio. No podríamos tener una vista mas fina del ministerio de la palabra, ni un modelo más fino del pensamiento correcto y de la sensación sobre él, del que se presenta en estas palabras simples pero altas.
Predicar la palabra tiene un sentido de dignidad, el predicador ha sido llamado por Dios, tiene la revelación no solo de las necesidades humanas sino la solución para ellas.
Debemos mantener los oídos abiertos a la llamada, de Dios. Cada uno de los que ha sido salvo es llamado a atestiguar el hecho. Pablo está refiriéndose a las punzadas producidas en él por el constreñimiento para predicar el evangelio.
Cuando renunciamos a nuestros derechos por el evangelio y las almas de los hombres, aunque no lo hagamos como tratando de hacer mas de lo que el deber indica, con todo nos estamos negando, renunciando a nuestros privilegios y derechos, es un alto privilegio y logro para cualquier iglesia que los miembros entiendan el deber de renunciar a los derechos personales por amor a otros y a Dios, esto nos dará el derecho a una recompensa especial de Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario