Entonces el furor de Jehová se encendió contra Moisés, y le dijo: — ¿No conozco yo a tu hermano Aarón el levita? Yo sé que él habla bien. He aquí que él viene a tu encuentro; y al verte, se alegrará en su corazón. Tú le hablarás y pondrás en su boca las palabras. Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer.
Nada disgusta más a Dios y es más peligroso para nosotros, que la falsa humildad, simular piedad. Cuando nosotros rechazamos ocupar una posición que la gracia de Dios nos ha dado, aludiendo que no poseemos ciertas virtudes, cualidades y calificaciones, esto no es humildad, es incredulidad, es desconocer cómo opera el llamado de Dios en una persona. Dios al que elige, llama, al que llama capacita y al que capacita envía, cuando Dios selecciona una persona para realizar una labor en su reino, lo capacita, por eso Pablo dice: “no que seamos suficientes en nosotros mismos, como para pensar que algo proviene de nosotros, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios. El mismo nos capacitó como ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica”.Pablo era una de las personas mas estudiadas de su tiempo, pero el reconoce que la verdadera capacidad, la recibió de Dios cuando lo llamo al ministerio.
Moisés recogió el fruto del rechazo constante a la comisión divina. La intención de Dios era que las funciones sacerdotales fueran ejercidas por Moisés .Ahora no sería así, Aaron sería el sacerdote perpetuo en Israel y Moisés solo sería Levita. Moisés perdió el privilegio de ser llamado el padre de la descendencia de sacerdotal.
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