viernes, 16 de mayo de 2008

¿QUE ES SER CARNAL?¿COMO NOS CONVERTIMOS EN CARNALES?



5:19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 5:21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Cuando abordamos el tema de la regeneración y el nuevo nacimiento, estamos aceptando el reto de tratar de resolver muchas preguntas que están en la mente de los cristianos: la regeneración, la santificación, los pecados mentales, las caídas temporales en pecado de algunos cristianos, ha dado a luz muchas discusiones teológicas, históricas, que no se han resuelto todavía. ¿Como llegamos a ser carnales? ¿Qué es ser carnal y que es un creyente carnal? No es nuestro propósito en este artículo dar una descripción de todos los puntos de vistas históricos referente al tema, pues no acabaríamos.
En el contexto teológico de la epístola de Galatas, carnal se le llama a Los que viven de acuerdo a la ley y dependen de la energía de la capacidad humana ( Voluntad , Sentimientos y Razocinio) para cumplir la ley y para agradar a Dios, en oposición , los que viven por gracia dependen del poder del Espíritu para agradar a Dios, y se les llama “Andar en el Espíritu” de manera que según la idea central de Galatas, fe en la gracia de Dios y la obra de Cristo, mas la obra interna del Espíritu es igual a “Frutos del Espíritu” y una vida en la gracia, por el contrario la ley de Moisés sumada a la obediencia a la ley mediante el esfuerzo humano termina en las obras de la carne. Porque como dijo Pablo, “la ley era buena pero su yo era carnal” y hacia el mal que no quería hacer. La ley en si era buena (Rom 7.7) El problema viene cuando el pecado innato en la naturaleza utiliza la ley para que el ser humano se sienta culpable, despertando en el toda clase de deseos y males prohibidos (Rom 7.8) Cuando la ley santa de Dios entra en contacto con la depravación de la naturaleza humana solo lo que puede producir son obras de la carne, Las obras de la carne son el resultado del uso indebido de la ley de Moisés, «Andar en el Espíritu» significa tener nuestras vidas diarias bajo su control, o sea, bajo la dirección de la Palabra de Dios. «Ser guiado por el Espíritu» significa ser libre de una vida de esclavitud al legalismo. La ley nunca produciría el fruto de la gracia que se describe aquí. La obligación a la ley y de la ley arruina la gracia que es por fe (Gal 3.10 y 12)y es más, la persona que se somete al yugo de la ley tiene que vivir en ella, el punto es este; “La madre de las obras de la carne es el legalismo. En su epístola, el Apóstol no ha definido la libertad espiritual. El ha mencionado la libertad que el cristiano tiene (2:4; 4:26, 31; 5:1), pero no la ha aplicado prácticamente a la vida cristiana. En esta porción, Pablo menciona la naturaleza de la vida en el Espíritu y esta diciendo que es por el poder del Espíritu que el cristiano puede vivir para Dios.
El ser humano no se vuelve carnal aprendiendo a ser malo, con una practica progresiva del pecado, ni abandonándose a actos licenciosos, ávido de seguir los deseos del cuerpo y de su mente, hasta que finalmente es vencido y controlado por el pecado, Cristo dijo: “Lo que nace de la carne, carne es”, la realidad es que somos carnales por ser humanos., todo ser humano por ser engendrado por otro ser humano es carnal. Al igual que la civilización la educación ,la buena cultura, y la buena crianza familiar, no pueden hacer a una persona espiritual, quizás le provean una delegada cobertura moral de tal modo que pueda presentar una buena apariencia ,pero cristiano no es.
La expresión “hacer morir las obras de la carne:” Es la frase que resumen el proceso de santificación (crecer en santidad) en la vida cristiana. Debemos trabajar activamente para crecer en santidad y «dar muerte» a cualquier pecado en nuestras mentes, tanto en palabras como en obras. Pero, a pesar de que hagamos todo nuestro esfuerzo, Pablo nos recuerda que solamente alcanzaremos la victoria «por el Espíritu», esto es, por el poder del Espíritu Santo.
A través de Cristo, los creyentes son perdonados, justificados y, por el nuevo nacimiento, renovados en la imagen de Dios. Los hombres y las mujeres caídos sólo pueden producir las obras de la carne, por mucho que se esfuercen que cumplir las demandas de la ley. Sólo el Espíritu, a través del nuevo nacimiento, puede renovar y recuperar aquello que la caída destruyó (Jn 3.5, 6). Para alcanzar el más alto potencial humano y tener vida abundante, debemos aceptar a Cristo por la fe.

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