“Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia.” (Daniel 2:14)
Hablar con sabiduría y prudencia fueron cualidades que coronaron al hombre de fe llamado Daniel. Fueron tales estas palabras como las necesarias para hallar cordura en medio de la ira de un poderoso rey, llamado Nabucodonosor, que se sentía burlado por su corte de sabios. Fueron palabras dirigidas directamente al agente oficial del castigo real. No se desperdiciaron en vanas pláticas, murmuraciones o quejas contra la injusticia de semejante decisión con personas que no podían contribuir a su solución. O sea, no fueron palabras ociosas para alimentar oídos ociosos. Fueron palabras que enfrentaron directamente el problema, sí, pero que a su vez no iban contaminadas con un espíritu prejuicioso, condenador y defensivo. Y es que hay una forma de hablar “directo al grano” que más que contribuir a la solución exacerba el problema. “¿Cuál es la causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente?” (v.15). Las palabras sabias y prudentes con sinceridad buscan y hallan información verídica, confiable y pertinente al problema que se tiene en miras a resolver para vida. Todas éstas son las notables características de las palabras de sabiduría y prudencia y su fruto es digno de alabar. ¿No fueron estas palabras al comienzo del ministerio público de Daniel en la corte de palacio las que le permitieron evadir la muerte y ver de nuevo el sol de justicia, a Dios, actuando a su favor y el de sus amigos? ¡Aún los otros sabios que no servían a Dios se beneficiaron! Ya Daniel tenía fe en Dios, había puesto su fe en la línea de fuego, y Dios le había honrado. Ahora a esa fe se le añadió sabiduría y prudencia a la hora de hablar en la hora de la verdad y Dios le volvió a honrar.
“La ira del rey es mensajero de muerte: Mas el hombre sabio la evitará… la ley del sabio es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”
(Proverbios 16:14; 13:14)
“…por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento dominio propio…” (2 Pedro 1:5,6)
HNO. JESUS DIAZ(MISIONERO )
PO BOX 133464
HIALEAH, FL 33013-0464
USA
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