martes, 14 de octubre de 2008

Heraldo de Cristo 1.Timoteo.2:7






Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.

Pablo se define a sí mismo como un heraldo o predicador. A él se le dio el privilegio especial de anunciar el evangelio a los gentiles. Pablo estaba firmemente convencido de que fue comisionado por Dios. Para llevar la bandera de la cruz entre los griegos y los romanos; y, por la demostración del espíritu, confundir su sabiduría y aprendizaje, y probar que ni la salvación ni la felicidad se podría encontrar en cualquier otro camino.
El carácter así como la suerte del evangelio está confiado al predicador. Él hace o estropea el mensaje de Dios al hombre. El predicador es la pipa de oro a través de la cual el aceite divino fluye. La pipa debe no sólo ser de oro, sino abierta y sin defectos, que el aceite pueda tener un flujo completo, sin impedimentos, no reducido.
El hombre hace al predicador. Dios debe hace al hombre. El mensajero es, si es posible, más que el mensaje. El predicador es más que el sermón. El predicador hace el sermón. La predicación no es el funcionamiento de una hora. Es la salida de una vida. Tarda veinte años para hacer un sermón, porque tarda veinte años para hacer al hombre. El sermón verdadero fluye vida. El sermón crece porque el hombre crece. El sermón es poderoso porque el hombre es poderoso. El Sermón es santo porque el hombre es santo. El sermón es lleno de la unción divina porque el hombre es lleno de la unción divina. Pablo lo llamó " Mi evangelio, esto no significa " que él lo había degradado por sus excentricidades personales o lo había transformado por la apropiación egoísta, sino que el evangelio fue puesto en el corazón y la sangre de Pablo, como una confianza personal que se ejecutaba por sus rasgos Paulinos, Este evangelio fue energizado, y potenciado por medio del alma ardiente del Apóstol .Pablo, era mayor que sus sermones. La predicación es solamente una voz. La voz en silencio muere, el texto se olvida, el sermón se descolora de la memoria; las vidas del predicador permanecen.
El sermón no puede levantarse por si mismo sobre el hombre. Los hombres muertos dan sermones muertos, sermones muertos producen muerte. Todo depende del carácter espiritual del predicador. Bajo la dispensación judía el sumo sacerdote tenia inscrito “Santidad a Jehová”. Cada predicador de Cristo debe moldear en su vida por este mismo lema santo". El evangelio de Cristo no se mueve por las ondas populares. No tiene ninguna energía de propagación de si mismo. Se mueve mientras los hombres tienen carga. El predicador debe personificar el evangelio. Las características distintivas del evangelio se deben incorporar a él. La energía constreñiente del amor debe estar en el predicador como proyección. Él debe ir adelante como hombre entre los hombres, arropado con la humildad.
EL REVERENDO CAMACARO COMENTA DESDE VENEZUELA.

ESTA RAPIDA SOCIEDAD


Hay un dicho popular que dice, “De las carreras solo queda el cansancio”.
Vivimos en un mundo totalmente acelerado, parece como que el tiempo hoy fuera más corto, sin embargo el día continúa teniendo 24 horas. Pero ¿Qué está pasando? ¿Por qué el tiempo no nos está alcanzando para nada?.
En medio de estás cotidianas preguntas vale la pena recordar el consejo bíblico que nos motiva a aprovechar bien el tiempo, sobre todo porque los días son malos.
Estamos dentro de una realidad, una sociedad acelerada que es tanta su velocidad que no está apreciando detalles importantes y relevantes para la vida de los seres humanos.
Es algo así como vivir en medio de una gran estampida de personas donde no te puedes detener, todos te empujan, no tienes tiempo para observar nada y pasas por alto elementos que son determinantes para vivir una vida plena.

Hoy día todo es rápido, todo funciona con botones, yo llamo esto, “La sociedad Flash”. Nadie tiene tiempo para esperar, todos buscan un botón maravilloso que les permita acelerar su gestión. Cuando esto no funciona de la manera que esperan funcione, entonces se vuelven irritables, estresados, y hasta deprimidos. Es por esto que vemos como en su afán por alcanzar sus deseos y metas unos se llevan por delante a otros cueste lo que les cueste; para ellos lo importante es alcanzar sus metas en el tiempo que quieren.
Actualmente en Europa se está desarrollando un movimiento llamado “Slowdown” es un llamado a luchar contra esta cultura globalizante que nos mueve a buscar resultados inmediatos a costa de sacrificar las cosas de mayor valor en la vida como son la familia, las relaciones, la salud y la Fe, etc. Paralelo a esto está el movimiento slowfood, que promueve ir en contra de las comidas rápidas para dar paso nuevamente al compartir en familia y degustar con tranquilidad en pro de la salud , alimentos saludables que minimicen una gran cantidad de enfermedades que azotan al ser humano producto de lo que comen.
Tenemos que levantarnos y cuestionar esta locura generada por el tener más en mayor cantidad, sin importar la calidad de vida o la calidad del ser, entendiendo que el ser determinará el éxito en el hacer.
En otras palabras en medio de la aceleración de las sociedades hoy día debemos volvernos, si queremos sobrevivir a este caos que hoy llamamos vida (yo la llamo sala de emergencias), a los valores de la familia, de los amigos, del tiempo libre, de la vida en comunidad y de las cosas sencillas.
Toda esta rapidez nos ha hecho olvidar la realidad de una parte de nuestras vidas tan determinante como es la espiritual. No estoy diciendo que la gente no cree en Dios o que no asiste a la iglesia, estoy diciendo que aun los pocos que asisten a la iglesia están tan envueltos en esta cultura de la rapidez, que manejan la vida espiritual de la misma forma como manejan sus negocios, sus familias, su salud, etc. Solo van tras de lo que les produzca interés, prefieren vivir una vida mediocre, que establecer un plan para que progresivamente y con las herramientas que les da la palabra de Dios, puedan crecer y supera esos hábitos que no les deja alcanzar la paz y la realización interior. Van tras líderes súper, recontra, extremadamente plus, que les ponga una mano encima y como por arte de magia se produzca en ellos el cambio que necesitan. En ello no escatiman dar cantidades de dinero con tal que rápidamente se les resuelva todo.
La verdad de todo esto es que es muy triste esta situación. Digo triste, porque existen los que yo llamo mercaderes del dolor y de la necesidad, que se aprovechan de esta realidad para lucrarse y levantar un imperio que les genere dinero poder y fama, a costa de la ingenuidad y la locura que ha generado esta rápida sociedad.
Detengámonos, estamos a tiempo de cambiar, solo hay que empezar. Lo primero es cambiando nuestra manera de pensar, reorganizar nuestras prioridades y entender el mensaje claro y salvador de Dios al decirnos: “Por nada estéis afanosos” entendiendo que esto no es un llamado al conformismo y a la desidia, sino un freno a esta avalancha de contradicciones que actualmente llamamos vida.
Hoy se manejan conceptos muy bonitos al oído para justificar las conductas de la sociedad actual, pero la realidad es otra, a pesar de la modernidad y del progreso que observamos, el mundo se ha vuelto un caos. Los padres no hayan que hacer con sus hijos adolecentes y jóvenes, los divorcios son pan del día, los vicios en todas sus manifestaciones y formas, están acabando con las personas, la criminalidad, enfermedades generadas por la mala alimentación y desordenes sociales, en fin solo detenerse un ratico y ver hacia dónde va esta humanidad. Los argumentos que esgrime hoy esta rápida sociedad te pinta las cosas muy atractiva para justificar su razón de ser, sin embargo la realidad es otra y es que cuando había “mas atraso” como ella lo llama, la calidad de vida de las personas era mejor, había más salud, mas respeto, menos criminalidad, había paz en las familias, las personas eran menos traumatizada, (hoy todo traumatiza) no se hablaba de autoestima baja, pero todos sabían a donde iban y lo que querían.
En fin, digan lo que digan, estamos en estado de emergencia y hay que tomar cartas en el asunto, debemos regresar a las cosas básicas de la vida, tenemos que volver nuestros ojos al creador y bajar la velocidad y aunque el resto del mundo decida irse por el despeñadero debes pararte firme y tomar el camino correcto. No se trata de ir en contra del progreso, pero si del precio que se ha pagado para lograrlo.Finalizo diciéndole a esta Rápida Sociedad, que no es la rapidez la que nos va a dar resultados óptimos, sino vivir una vida llena de Fe, Esperanza y Amor.

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