Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
En este pasaje Pablo está hablando del auto control, de las habilidades propias del hombre, o mejor dicho, de las carencias de ellas en comparación al Espíritu Santo, cuando se trata de las cosas espirituales. Está reconociendo su completa incapacidad para poder cumplir con las demandas de la ley santa de Dios. Lamentablemente la mayoría de los creyentes modernos, están tratando de vivir para Dios mediante el auto control, el poder de la mente, psicología positiva etc., la mayoría de la cristiandad actual, piensa falsamente que puede vivir para Dios por esos medios. El cristianismo reciente piensa que desde que vinieron a Cristo ellos están libres y capacitados para decirle “: No” Al pecado, por sus propias expensas. Es un tremendo error mirar las cosas de esa manera, El cristiano no puede vivir para Dios por sus propias fuerzas, No puede vivir para Dios por medio de auto control, o poder mental. Estamos de acuerdo de que el auto control y los pensamientos positivos son importantísimos, pero no son suficientes, el creyente debe ejercitar fe en Cristo, y en la obra que él hizo en la cruz, y haciéndolo así constantemente, entonces podrá decirle que si a Cristo, lo cual automáticamente le dice que no al pecado. Fuera del camino de la cruz es imposible hallar un camino para hacer lo bueno. La obra de Espíritu Santo es exclusivamente, aplicar legalmente la obra que hizo Cristo en nuestras vidas. Nuestra fe en la obra que hizo Jesucristo en la cruz del calvario, garantiza la obra del Espíritu Santo, lo cual garantiza la victoria. Lo contrario a este proceso, es querer andar en la carne y no en el Espíritu, es decir, depender de nuestras habilidades, fortalezas o esfuerzos religiosos, para vencer el pecado.
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