martes, 27 de enero de 2009

Gratitud ejemplar y confianza preciosa.1 Corintios 1:4



1. Corintios 1:4,5

Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia.

En los primeros diez versos de este capitulo, el nombre de Cristo es mencionado diez veces. El apóstol Pablo deseaba que los cristianos de la ciudad de Corintios, centraran su mente en Cristo. En estos versos está hablando de la gracia de Dios en Cristo. La gracia es un estado en el que vivimos, después de haber aceptado a Cristo como nuestro salvador personal. Antes éramos enemigos de Dios, ajenos a los pactos y a las promesas. Por medio de Cristo, estamos en un estado de aceptación con el padre y tenemos absceso a todas las bendiciones del cielo, además de la salvación del alma. Ahora, este estado de gracia es producto solo de la bondad de Dios y es hecho posible, solo por la cruz de Cristo, y solo por ella.
En el verso cuatro el apóstol Pablo nos presenta el primer recurso que tiene el cristiano: “La gracia de Dios”.La gracia es el inmerecido favor y bendiciones de Dios. Nosotros no merecemos que Dios nos mire con favor, ni nos bendiga con favor, pero Dios nos ama con un amor eterno, por eso nos da dones admirables. Pablo se regocija en la gracia de Dios que obra en el pasado de los Corintios (versos. 5, 6), en su presente (verso. 7) y su futuro (versos. 8, 9). Para nosotros más digno de regocijo es saber que somos los agentes a través de los cuales, Dios les da gracia a los otros creyentes y de eso Pablo está hablando en el verso cuatro. El está dando gracias a Dios por los creyentes de Corintios, Esta acción de gracias que Pablo ofrece a Dios por los corintios parece fuera de lugar, si se considera los muchos problemas de la iglesia. Sin embargo, Pablo dirige su alabanza no a los atribulados corintios sino al Dios que es eternamente fiel. Pablo no elogia a los corintios por sus buenas obras como lo hace con otras iglesias (Efe 1.15); alaba Dios que obra en ellos. Cuando nos preocupamos de las faltas de la gente, pronto se desvanece la esperanza y llega el desaliento. Pero cuando nos concentramos en el Señor, y en su gracias actuando a través de nuestras faltas, aun la hora más oscura puede llenarse de alabanzas.

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