Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
En todas las religiones se da el hecho de que el hombre busca a Dios. Pero en el Cristianismo es Dios mismo, Quien en Jesucristo, Dios y hombre verdadero, viene a buscar al hombre, para rescatarlo, para redimirlo y para llamarlo a la intimidad con El. y ser su padre celestial. María Maravillas de Jesús, religiosa española dijo: “Que fácil es servir y agradar a Dios en cuanto uno se olvida un poco de si mismo y no quiere guiar su vida, sino abandonarla en las manos de Dios”.
La paternidad de Dios es una doctrina importante del Nuevo Testamento (Juan. 20:17; 1 Corintios. 15:24; Efesios. 1:3; 2:18; 4:6; Colosenses. 1:12-13; 1 Pedro. 1:3; 1 Juan. 1:3; 2:1, 22; 3:1). La seguridad del amor y el cuidado de nuestro Padre Celestial son un gran consuelo para los cristianos y un estímulo a la fe y la oración. El conocimiento de que Dios es nuestro Padre Celestial es una de las preciosas experiencias que pertenecen a quien ha puesto su confianza en Cristo. En Mateo 11:27 se declara que ninguno conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo lo quiera revelar. Una cosa es saber algo acerca de Dios, experiencia posible en una persona no regenerada, pero es algo muy distinto conocer a Dios, lo que solo puede ser realizado en la medida que el Hijo lo revele, “y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan. 17:3). La comunión con el Padre y con el Hijo es algo conocido solamente por quienes «andan en luz» (1 Juan. 1:7). Por lo tanto, una experiencia cristiana normal incluye una apreciación personal de la paternidad de Dios.
En Romanos 3:24 al 26 Dios declara: “siendo justificados gratuitamente por su gracia(La de Dios), mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.Dios perdonó en su justicia los pecados antes de la muerte de Cristo, sobre la base de que Cristo moriría y satisfaría completamente la ley de la justicia. En todo esto Dios no está descrito como un Dios que se deleita en la venganza sobre el pecador, sino más bien un Dios el cual a causa de su amor se deleita en misericordia para el pecador. En la redención y propiciación, por lo tanto, el creyente en Cristo está seguro de que el precio ha sido pagado en su totalidad, que él ha sido puesto libre como pecador y que todas las demandas justas de Dios para el juicio sobre él debido a sus pecados han sido satisfechas. La muerte de Cristo quitó todos los impedimentos que habían para salvar los pecadores. Dios ha sido satisfecho y el hombre ha sido reconciliado con Dios. No hay más obstáculo para Dios en aceptar libremente y justificar a cualquiera que cree en Jesucristo como su Salvador A partir de la muerte de Cristo el infinito amor y poder de Dios se ven libres de toda restricción para salvar, por haberse cumplido en ella todos los juicios que la justicia Divina podría demandar contra el pecador. Hay una sola forma de salvarse, Cristo. La base de la salvación en cualquier época es la muerte de Cristo. El requisito en cualquier época es la fe, El objeto de la fe es Dios.
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