miércoles, 11 de marzo de 2009

La batalla de la fe 1 Timoteo 6:11-12






Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos

En este sublime pasaje hay una advertencia para todos los que tenemos el privilegio de ser ministros de Dios. Siempre existe la tentación a perder el foco. La avaricia, la fama, y la atracción de las cámaras de televisión han hecho que muchos ministros del evangelio terminen en fracaso. Nuestra santa misión nos obliga a tener siempre presente que ante todo somos soldados de Jesucristo, lo que implica que tenemos que estar dispuestos a la pelea espiritual, y a una vida muchas veces azarosa y difícil.

Pablo introduce un aviso a Timoteo, debido a que los líderes cristianos pueden ser arrastrados por los valores falsos y el deseo de la ganancia material. Demas abandonó a Pablo debido a que amó más al mundo (2 Ti 4.10); Judas vendió a Cristo por treinta piezas de plata. Adviértase las tres exhortaciones: huye, sigue, pelea. Huye de estas cosas: orgullo, codicia, falsas enseñanzas. Algunas veces lo mejor que puede hacer el ministro cristiano es correr. En 2 Timoteo 2.22 Pablo le ordena: «huye también de las pasiones juveniles». Esto es lo que José hizo cuando la mujer de Potifar le tentó (Gn 39).
¿En que consiste la “pelea de la fe”? Primeramente en el enfrentamiento contra las dudas que se presentan producto de acusaciones sobre nuestra vida y ministerio, consiste en la pelea contra la depravación de nuestra naturaleza, reside en la batalla que sostenemos contra el mundo, en el combate espiritual que constantemente sostenemos con los pecadores. ¿Como se puede fortalecer el cristiano para la batalla? El cristiano se fortalece para esta batalla cuando adquiere un conocimiento adecuado de quien es Dios, y de lo que ha prometido en su palabra, cuando cultiva un discernimiento adecuado de la verdad que el cree y abraza, cuando dedica tiempo a la oración, al recordar las experiencias que ha pasado en las cuales no ha sido defraudado por Dios. ¿Que estimulo tenemos para la batalla? Los mandamientos de Dios .Las armas que Dios nos ha dado para la batalla cuales son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Los enemigos que tenemos son un incentivo para pelear la batalla que Dios nos ha requerido que peleemos. Pero más que todo la realidad del éxito, la certeza que tenemos en la palabra de Dios de que ganaremos esta batalla, nos impulsa a seguir hasta el final.

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