lunes, 7 de septiembre de 2009

El miedo y su presencia Juan 6:19-21

Iglesia Roca de Salvación
2118 N CENTRAL PARK AVE
CHICAGO ILLINOIS 60647.
Estados Unidos de Norte América



Entonces, cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios (cinco o seis kilómetros), vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca, y tuvieron miedo. Pero él les dijo: — ¡Yo soy; no temáis! Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca llegó a la tierra a donde iban.

Muchas veces las circunstancias de la vida, parecen ahogarnos, todo indica que nuestro bote, se va a hundir.

Se cuenta que en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial los japoneses tomaron prisionero al doctor Theron Rankin, que era misionero bautista en China. Entonces quedó separado de todos sus seres amados: familiares y amigos, y fue despojado de todas las cosas que eran de su propiedad personal. No tenía esperanza de que alguien lo protegiera, ni siquiera un gobierno amigo del de su país: los Estados Unidos de la América del Norte. Todo lo que podía hacer era confiar en Dios, en Cristo y en el Espíritu Santo; lo único que tenía eran las promesas de las tres Divinas Personas. Muchos meses después un barco neutral sueco, el Chripsholm, llevó al doctor Rankin a su patria. Más tarde dijo que cuando no tenía más en quien confiar, sino en Dios, en Cristo y en el Espíritu Santo, su actitud hacia sus captores japoneses cambió, y desapareció el temor que antes había tenido.
En el mundo de hoy el peligro tiene muchos perfiles, acecha por todas partes, y la vida se hace más insufrible porque ya no encontramos nada para disfrutar sin asustarnos: lo que más nos gusta es malo para la salud o para la moral, no sólo la comida, sino hasta la leche, hoy satanizada. Vivimos aterrados por los virus, por los humos, por la cafeína, por las calorías y por los carbohidratos. Comer ya no es una necesidad ni un placer, sino una estrategia defensiva condenada al fracaso, porque los últimos informes científicos se contradicen a cada rato y no sabemos a cuál creer. En este clima malsano nada podemos hacer ni dejar de hacer sin peligro. Nos alertaban contra el colesterol, y hoy nos salen con que más que el colesterol mata el miedo al colesterol. Somos sobrevivientes, y no disfrutamos de la vida como individuos.

William James, notable psicólogo, decía que vivir es un proceso riesgoso; pero que más peligroso es tomar los riesgos demasiado en serio. En efecto, las noticias de la prensa o de la TV nos ponen la carne de gallina: estamos a merced de automovilistas irresponsables, de asaltantes callejeros, de inflaciones o recesiones, de polución y contaminación, de ruidos callejeros, de bloqueos y alborotos y, como extra, de economistas tramposos. Pero, hay una buena noticia .No tienes por que vivir con miedo.
  1. Porque con nosotros esta uno, que es nuestro señor y estará con nosotros hasta el fin del mundo( Cristo no había abandonado a sus discípulos, los observaba desde la orilla, Como dice el libro de éxodo, Dios estaba mirando la aflicción de su pueblo desde el cielo Éxodo 3:7,8 )
  2. Por la forma extraña en la que Cristo pueda venir a ti, su presencia traerá gozo. (Muchas veces la forma en que suceden las cosas nos asustan, pensamos que no es Dios. Como la muerte de Lázaro, Juan 11:1-11.”La manera en que reaccionó Cristo, los demás no la entendieron. Uno nunca entiende la mente de Dios, como obra. Los discípulos pensaron que era un fantasma, y era Cristo que venia a rescatarlos)
  3. Porque cuando el esta con nosotros, rápidamente llegamos al cielo deseado, su presencia nos trae éxito en lo que realizamos para él ( llegaron pronto a tierra, solo lo que hay que hacer es dejarlo entrar en la barca)


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