Génesis 11.1-4
Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Tomas Kempis un monje Alemán acostumbraba exclamar: “¡Cuan rápido pasa la gloria del mundo!” y ¡cuantos mueren en el intento de alcanzarla! Cuantos millones murieron para que Julio Cesar obtuviera la grandeza. Cuantos mueren para glorificar una ideología, la mayoría de las guerras que se han efectuado en el mundo han sido motivadas por el deseo de grandeza, y dominio universal. Ese fue también el motivo de este grupo de hombres, ellos pensaban que al construir una ciudad y una torre, iban a adquirir renombre y gloria, ellos querían satisfacer su deseo de fama con todo el costo que incluía, por esto se enfrascaron en tan gigantesca labor, solo con el objetivo de alcanzar el fin que deseaban: “Renombre”, este era claramente su motivo, no estaban construyendo una torre, para protegerse contra las calamidades y las inundaciones de otro diluvio, porque nosotros difícilmente podemos suponer que ellos eran tan necios como para pensar que podían construir algo que los protegiera realmente de la ira de Dios, y aunque realmente pensaran esto, para nosotros es difícil imaginarnos que lo pudieran construir con un plan humano. Hay dos lecciones que nos da esta historia. Primera, la tarea de la ambición es el trabajo de unos pocos, en este caso Nimrod, fue el quien diseño el proyecto, todos los demás lo siguieron, segundo, la ambición de algunos es la esclavitud de los otros, en este caso la ambición de Nimrod fue la esclavitud de miles.
Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Tomas Kempis un monje Alemán acostumbraba exclamar: “¡Cuan rápido pasa la gloria del mundo!” y ¡cuantos mueren en el intento de alcanzarla! Cuantos millones murieron para que Julio Cesar obtuviera la grandeza. Cuantos mueren para glorificar una ideología, la mayoría de las guerras que se han efectuado en el mundo han sido motivadas por el deseo de grandeza, y dominio universal. Ese fue también el motivo de este grupo de hombres, ellos pensaban que al construir una ciudad y una torre, iban a adquirir renombre y gloria, ellos querían satisfacer su deseo de fama con todo el costo que incluía, por esto se enfrascaron en tan gigantesca labor, solo con el objetivo de alcanzar el fin que deseaban: “Renombre”, este era claramente su motivo, no estaban construyendo una torre, para protegerse contra las calamidades y las inundaciones de otro diluvio, porque nosotros difícilmente podemos suponer que ellos eran tan necios como para pensar que podían construir algo que los protegiera realmente de la ira de Dios, y aunque realmente pensaran esto, para nosotros es difícil imaginarnos que lo pudieran construir con un plan humano. Hay dos lecciones que nos da esta historia. Primera, la tarea de la ambición es el trabajo de unos pocos, en este caso Nimrod, fue el quien diseño el proyecto, todos los demás lo siguieron, segundo, la ambición de algunos es la esclavitud de los otros, en este caso la ambición de Nimrod fue la esclavitud de miles.
El objetivo del cristiano, no es el de enfrascarse en una enorme labor como es el ministerio, solo para glorificarse a si mismo, trabajamos duramente, solo para darle la gloria a Dios, no construimos nuestro propio imperio, construimos el imperio de Dios, que es el reino de los cielos.
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