martes, 7 de octubre de 2008

Doctrina de la adopcion según la vista dispensacionalista-premilenial. Romanos 9:4



que son israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas,

Los judíos del Antiguo Testamento veían la elección de Israel por Dios como una adopción. No merecían ni tenían derechos como hijos naturales. Aun así, Dios los adoptó y les otorgó la condición de hijos suyos. Si Israel hubiera recibido a su Mesías cuando Pedro lo presentó en Pentecostés (y de nuevo a través de Hechos 2–7), la nación hubiera entrado en la edad adulta. Las bendiciones hubieran fluido a los gentiles mediante Israel y las promesas abrahámicas se hubieran cumplido. La nación en general rechazó a Cristo, pero Dios en su gracia abrió las bendiciones a los judíos y a los gentiles igualmente en una base individual. Los gentiles no fueron salvos a través del levantamiento de Israel, sino por medio de su caída (léase Ro 11.1–12). A Cristo lo mato nuestros pecados, el rechazo de Israel, era algo previsto y predestinado por Dios, para bendecir a los gentiles y cumplir la promesa hecha a Abraham. Ahora bien, los judíos recibieron su adopción de manera individual: Su «colocación como hijos», como hijos maduros, crecidos, en la familia de Dios. Ya no son niños bajo la dirección de tutores; los creyentes son hijos, no siervos, disfrutando de la completa herencia en Cristo. Pablo ahora aplica su argumento: «¿Por qué quieren regresar a la esclavitud, a una segunda infancia? ¡Dejen el ABC y disfruten de la herencia plena que tienen en Cristo!»

El tema de Éxodo no es sencillamente la liberación divina de Israel, sino la adopción divina de ellos como el pueblo de Dios. Se consideraba al pueblo israelita como hijo de Dios (Isa. 1.2s; Jeremías. 3.19; Os. 11.1), especialmente como su primogénito (Ex. 4.22; Jer. 31.9), y el rey davídico tenía el mismo privilegio, si bien se destacaban igualmente su humanidad y su responsabilidad individual (2 S. 7.14; 1 Cro. 28.6s; Sal. 89.19ss). Es esta elección divina la que daba sustento a la afirmación de Pablo de que la condición de hijo pertenecía a los israelitas (Ro. 9.4).Usando adopción en un sentido algo distinto, Ro 9.4 habla de la relación especial que Dios estableció con la nación de Israel (cf. Éxo 4.22).De manera que Pablo es el único que presenta la doctrina de la adopción. Presenta: 1. La adopción de Israel como nación (Romanos 9:4). Véase también Éxodo 4:22. 2. La adopción de creyentes como individuos. Este acto de Dios fue predestinado (Efesios 1:5), de modo que puede decirse que el plan predeterminado de Dios incluyó nuestro destino como hijos adoptivos. Fue hecho posible por la muerte de Cristo (Gálatas 4:5). Se efectuó cuando creímos y fuimos hechos miembros de la familia de Dios (Romanos 8:15), sin embargo, no tendrá su completa realización hasta que recibamos cuerpos resucitados (Romanos 8:23).

De manera que El acto hecho por Dios de haber escogido a Israel como pueblo especial es nombrado por Pablo como una adopción. (Ro. 9:4). El acto de Dios en el último tiempo de resucitarnos y dotarnos de nuevos cuerpos es la expresión máxima de la adopción

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