miércoles, 8 de octubre de 2008

La avaricia de un monarca 1.Reyes 4.22-23





Y la provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de harina, diez bueyes gordos, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin los ciervos, gacelas, corzos y aves gordas. Porque él señoreaba en toda la región al oeste del Eufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Eufrates; y tuvo paz por todos lados alrededor.

El capitulo cuatro de primera de reyes, presenta la descripción de la opulencia , abundancia y derroche en la que vivía Salomón y su corte, tenia doce gobernadores que estaban obligados a mantenerlo durante un mes al año, cada uno(4:7).La provisión de cada día era de 30 coros de harina(6600 litros de harina).60 coros de harina(13.660 litros), diez bueyes gordos, veinte bueyes de pasto, cien ovejas, esto sin contar los ciervos, corsos, gacelas, aves gordas. etc. Que eran golosinas, para satisfacer el antojo del monarca y su sequito. ¿Se imaginan el trabajo de los cocineros? ¿De donde salía tanta riqueza, para que Salomón viviera en esa opulencia? ¿Por qué y para que tantos caballos y tantas mujeres?
Es claro que los grandes hombres deben mostrar su grandeza, de acuerdo a su puesto o jerarquía, y es también prudente que los reyes y príncipes continúen las tareas de sus predecesores en sus lugares respectivos. Pero es necesario ante todo que los hombres provean para su familia y nación, lo necesario para su desarrollo y avance .Dios sabiamente propone balance entre el honor y las riquezas, Dios desea que halla equilibrio entre los gastos y los cuidados. Dios puede dar felicidad en la tierra, pero mas infinitamente grande y provechosa es la felicidad del reino de Cristo, el cual llena cielo y tierra, con las bendiciones del nuevo pacto. ¡Cuan esplendidas son las bendiciones de la gracia de Dios ¡.Nunca debemos llenarnos de avaricia y envidia, dejemos que él las reparta según su criterio y sabiduría, y si nos falta sabiduría, debemos pedirla a Dios, el cual la da gracia sobre gracia.
Parece ser que la prosperidad material de la nación no la acompañó una prosperidad espiritual, porque en pocos años el reino se dividiría y el esplendor de Salomón se desvanecería. El pueblo «comía, bebía, y estaba alegre» (4.20), pero no leemos de su interés por la ley del Señor. Es posible que una persona disfrute de prosperidad material y a la vez ser espiritual, como en el caso de Abraham, pero la mayoría de las personas no pueden manejar mucha riqueza.



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