Eclesiastés 2:1-17
ECLESIASTAS 2:1-3 (PRONUNCIACION HEBREA TRASLITERADA)
'Aamartiy 'ªniy bªlibiy Lªkaah naa' 'anackaah bªsimchaah Uwr'eeh bªTowb Wªhineeh gam huw' haabel Lischowq 'aamartiy Mªhowlaal Uwlsimchaah mahzoh`osaah Tartiy bªlibiy limshowk bayayin 'et bªsaariy wªlibiy noheeg achaakªmaah wªle'ªchoz bªcikluwt `ad 'ªsher 'er'eh 'eey zeh Towb libneey haa'aadaam 'ªsher ya`ªsuw tachat hashaamayim micpar .
Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.
Eclesiastés contiene muchas máximas similares a las de los Proverbios, pero la principal preocupación en el libro es la búsqueda del sentido de la vida por parte del autor. Este investiga cada forma de conocimiento y de experiencias en la vida con el fin de descubrir si existe algún propósito o diseño. Intenta el estudio, el placer, proyectos creativos, el trabajo duro y la riqueza. Concluye, al final de su búsqueda, que todo es mera «vanidad» (un soplo de viento o un vaho de vapor, nada, futilidad total).
La historia humana es el intento de los hombres de hallar en las creaturas, lo que solo puede hallar en Dios. ¡Cuan vanos y decepcionantes han sido todos los intentos del ser humano de querer encontrar lo que busca, en un nivel humano! Han sido diversos, y numerosos los caminos y formas que el hombre a través de su historia ha utilizado para encontrar satisfacción. La ciencia ha estado dedicada a ese servicio, y todos los esfuerzos y desarrollo técnico han sido de balde La ciencia no puede remplazar a Dios. Hasta que nuestras almas no retornen a Cristo que es en todo y por todo, el genero humano será como un ave alejada de su nido, Tres veces felices son las personas a las que Dios les da gracia para poder tomar todas las cosas de él, regocijarse en todas las cosas en él y utilizar todas las cosas para él. Cuando vemos en todo y en todos, algo que Dios nos ha dado para que nos acerquemos a él y le seamos útiles. Entonces somos felices.
Es interesante que el hombre moderno con todas sus enormes invenciones y avances científicos no haya podido ampliar la vida humana, hacerla mas larga. El poder del hombre no ha alcanzado para lograr que el ser humano se sienta feliz y satisfecho, de hecho los hombres más poderosos y ricos, son los más miserables e infelices. Yo sé que la vida media; el promedio de vida actual, se ha extendido por diez años o más. ¿Pero que son diez años ante mil años, o ante toda la eternidad. Ante esta realidad, nosotros no tenemos ni un segundo en el reloj eterno. Realmente hemos hecho poco por nosotros mismo aquí en la tierra.
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